Una contemplación maravillosa: la familia de Jesús. Jesús va creciendo, se desarrolla, aprende. Sube con sus padres a Jerusalén, se queda en el Templo, sus padres le buscan angustiados, lo encuentran, pero no comprenden.
Los evangelios de la infancia de Jesús terminan aquí y subrayan el importante mensaje de la verdadera humanidad de Cristo (Evangelio: Lucas 2, 41-52). Nada más sabemos de aquella familia, pero conociendo a los tres no cabe la menor duda de que era el prototipo de familia, modelo de la gran familia humana, llena de misericordia, bondad, humildad, dulzura y comprensión. Tal como lo formula Pablo (2.ª lectura: Colosenses 3, 12-21).
Israel lo vislumbró de este modo, dentro de la insuficiente comprensión de su época (1.ª lectura: Eclesiástico 3, 2-6.12.14). Desde esa comprensión primitiva hay mucho camino hasta Jesús. Nosotros sabemos más: sabemos que la Familia de Dios está formada por una Madre y todos sus hijos. Este es el Reino plenamente logrado, el Proyecto de Jesús, el sueño de Dios.
30 diciembre 2018
Texto: Taco del Sagrado Corazón de Jesús