El próximo sábado, 13 jesuitas de distintos países serán ordenados diáconos en Madrid.
El contexto de esta ordenación refleja lo que está viviendo nuestra sociedad: La distancia imprescindible, la imposibilidad de encuentros personales, los accesos restringidos, la necesidad de buscar nuevas formas de mantenernos en contacto… También se refleja, en el grupo de ordenandos, la universalidad y diversidad de la Compañía de Jesús. Diversidad que es un don y también una oportunidad, en este mundo donde tan a menudo las relaciones se generan más por afinidad que por apertura. Por último, se refleja -en positivo- algo que también está aflorando en estos tiempos. Al final, lo importante, lo esencial, en una ordenación -como en tantas otras cuestiones- sigue intacto: es la vocación de servicio al Reino de Dios y de seguimiento al Cristo pobre y humilde que, en el caso de nuestros compañeros, se materializa en este camino y en el ministerio ordenado; es la experiencia eclesial y la vivencia sacramental de un encuentro; y es la fe, que se vive en todo contexto, también en este de la pandemia.
A muchos nos ha tocado, de diversos modos, afrontar cambios en nuestra manera de celebrar en los últimos meses. Ordenaciones, bodas, bautizos, comuniones, y desgraciadamente despedidas, han seguido adelante en muchos casos con celebraciones necesariamente sencillas. Una experiencia común de muchos es el que esas vivencias están permitiendo poner la atención en lo esencial (y esenciales son muy pocas cosas).
Por eso, en esta ocasión, os pido que nos centremos en lo esencial. Agradeciendo que Dios sigue llamando a gente a esta Compañía. Y orando por aquellos que, en ella, se comprometen a darse. Para que lo hagan de verdad con honestidad y entrega generosa de sus vidas. Gracias a todos por vuestro apoyo siempre.
Antonio J. España, SJ
2021 02 04