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 Qué es grande y qué es pequeño? Belén, la ciudad insignificante, se hace grande con el nacimiento de Jesús. Y Dios siempre es grande, pero no un rey, sino un pastor (1.ª lectura: Miqueas 5, 1-4a).

Es grande el niño recién nacido porque es capaz de abolir todos los sacrificios y holocaustos que la Antigua Ley exigía: en vez de eso, el Hijo se entrega con todo su ser al reino y a los demás (2.ª lectura: Hebreos 10, 5-10).

Y son grandes las dos insignificantes mujeres embarazadas que saltan de alegría porque reconocen la presencia de Dios, porque son capaces de creer en algo que es muy difícil de ver (Evangelio: Lucas 1, 39-45).

La narración de Lucas en su evangelio tiene un mensaje muy poderoso: los preferidos de Dios son los pequeños, los humildes, los pobres… Isabel, María, Juan, Jesús: gente sin importancia a los ojos de los importantes, sin dinero, sin poder, sin influencias, sin ninguna grandeza humana. Solo desde ahí se puede entender a Jesús. Ninguna de las grandezas humanas puede hacerlo; más bien, cualquier grandeza humana desfigura el rostro de Jesús y de Dios.

23 diciembre 2018

Texto. Taco del Sagrado Corazón de Jesús

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